La Cuevita de Luz. Cuento El Viaje
2:43:00 p.m.
El viajante itinerante, aquel que no paraba en un lugar más de un mes, aquel que nunca tuvo una tierra a la que pertenecer, aquel que no busco su identidad sino que la esparció por el mundo, aquel que buscaba la razón de la vida y de la existencia en cada montaña, rio, templo y figura ancestral, un día se paró en el medio de la nada, en el centro perfecto del desierto del Sahara y dijo:
“He visto las mayores bellezas, las peores ruinas, he sentido las más elevada energías y las más atemorizantes de un lugar, disfrute de las comidas, de las amistades, de los gustos y de las religiones de los distintos lugares y aún sigo sin comprender el secreto de la vida, la razón de existir”
A lo que solo respondió el silencio, un silencio profundo y único de la soledad. Pero uno de sus acompañantes de viaje muy intuitivo y casi vidente, se sintió conectado con sus facciones y diviso así sus pensamientos para decirle:
Haz pasado media vida buscando afuera, visitando lugares, evadiendo conectarte y echar raíces, sin encontrar amores y los más importante, evadiendo hacer el viaje más importante que todo humano debe hacer, el viaje hacia el mundo que existe en tu propio interior, te fajaste a buscar en el exterior y disfrutarlo para no tener que encontrarte, por eso después de tanto caminar sigues sintiéndote vacío.
Lo reconozco porque yo lo hice también, vuelve a casa, sino tienes una casa consigue un lugar donde te gustaría asentarte para comenzar a verdadera búsqueda, conócete en un sitio fijo, haz una vida, ama, siente, llora y sufre y aprende como se siente y como tu interior te ayuda a comprender la razón de tu existencia y tus verdaderas conexiones en esta tierra.
Habla contigo mismo, lee para ti, escucha música, siente tu corazón, respira conscientemente, juega el juego de solo jugar contigo en un lugar fijo, pero haciendo de ese lugar el mejor lugar, el más conocido por ti. Luego vuelve aquí, al Sahara y escucharás el ECO DE TU ALMA.